Cruzadas las manos en la parte trasera de su cansado cuerpo, Lucifer dirige sus predestinados pasos hacia el monte Calvario. Ya crucificado, todavía se da tiempo para rasgar el horizonte con su aguda mirada.
Una grieta tan profunda como obscura, hoy se abre en mi mente. Porque aunque lo vi fallecer con otro rostro, yo sé quien es él.
amq
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