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lunes, 1 de noviembre de 2010

SOÑANDO

fot. Margarita Muñoz Fuentes
En ese tan peculiar lapso del alba, intermedio entre el plácido sueño y la persistente realidad, entre el dormir y el despertar, Remigio Menjívar, técnico laboratorista, recuerda haber conocido en su sueño a una muchacha tan linda como amable y entonces lamenta tener que levantarse. Y rememora  también que no es la primera ocasión en  que la sueña, incluso la trata con cercanía y hasta con afecto en sus oníricos viajes anteriores.


Ese mismo día por la tarde, muy lejos, en otra ciudad, Angeles Villamar, secretaria en una aseguradora, platica con su compañera laboral y confidente personal, Iraís Escalante:

- No lo sé Iraís, estoy confundida –le confiesa ella-, es cierto, es guapo, muy atento conmigo y me estimula intelectualmente; además es en extremo cariñoso. Respecto a mi afecto por él no tengo duda alguna -continúa Angeles sincerándose-, en realidad lo amo.

- Qué es entonces lo que te detiene –pregunta intrigada Iraís- ¿cuáles son tus resistencias?

- No sé cómo explicártelo Iraís –ya un poco afligida Angeles responde-, es algo así como su estado de ánimo ¡no!... su estabilidad emociona… ¡no tampoco…!

-Temo te burles de mí Iraís –Angeles afirma- pero, pero cuando estoy con él lo noto como abstraído, como en otro lado, como en otra dimensión ¡sí sí! Eso es, lo siento como dormido, como si Remigio estuviese soñando despierto.
amq




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