Vistas de página en total

jueves, 4 de noviembre de 2010

LA DIGNIDAD COMO COSTUMBRE

A la memoria de
Bautista Van Schowen
 
Mina de Angangueo, Michoacán.
- … sencillamente no logró entenderte -exclama el teniente Mendoza- , no puedo. Te ofrecemos una remuneración considerable, una vida confortable en el exilio para ti y para tu familia… ¡carajo que más querés compadre, te ofrecemos la posibilidad de que vivás!

- ¡Qué más querés compadre, reacciona!... no entendés que te vas a morir.

El teniente Mendoza, responsable de la región de Valparaíso por la DINA, se mesa nervioso, exasperado el cabello entrecano.

Sebastián Casper, trabajador minero e  incansable sindicalista, con el tímpano de la oreja derecha reventado, dos costillas fracturadas y una herida en el abdomen – que se mantiene abierta ya que cada sesión de tortura le impide cicatrizar- pero sin haber soltado una sola palabra, un solo dato que comprometa al sindicato, a sus camaradas trabajadores, a su partido, levanta la mirada y clavándola con una dignidad desconocida para su torturador, le dice en voz baja pero serena:

- “Ustedes no saben porque me matan, pero yo sí sé por qué me muero”.

Allá afuera, ajeno a los tormentos y dolores de los sótanos, un tierno ciprés da sus primeras hojas de primavera. 
                                                                                                                                amq                                       
----------------------------------------------------
Bautista Van Schowen, médico, miembro de la dirección nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, y dirigente de la resistencia chilena. Falleció asesinado por la dictadura militar de Augusto Pinochet, tras brutales y reiteradas sesiones de tortura. Jamás se rindió.                                                                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario