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sábado, 30 de octubre de 2010

FILTRADO POR LA VENTANA

Casa Parker, Angangueo, Michoacán.
Un pequeño rayo de luz, filtrado por la persiana, rasga la obscuridad de mi habitación. No sé qué me sorprende más si lo recto de su forma o lo angosto de su talle. Lo pesado de mi sueño me obliga a quitarle la vista y con ello la importancia que tiene.

- Las risas, las horribles risas infantiles me despiertan de súbito ¿qué hacen niños jugando en la madrugada? –me digo- ¿es que acaso los infantes no se conforman con importunarnos por las mañanas?

Pasan los minutos, la alarmante sirena de una ambulancia atrae mi atención. Por mi mente cruzan variadas y dantescas escenas. En seguida, una avalancha de automóviles, camiones, antiquísimos y descuidados microbuses, motocicletas en tropel, todos juntos como en formación militar ganan las calles, sin clemencia.

Esto último me produce tal espanto, que un resorte movimiento me coloca sentado, a la orilla de la cama. Un batallón de vehículos circulando por la madrugada sólo puede ser producto de alguna tragedia mayúscula. Quizá una catástrofe padece el barrio y yo ahí sentado, indiferente.

- Una cívica y alarmante voluntad abofetea el rostro y me grita: ¡párate y entérate de lo que sucede!

Sólo entonces reparo en que me he ido a costar a medio día.
 amq





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